"MI CABALLERO"



 


                         “MI CABALLERO”

Caballero , vos sabéis  lo que mi corazón anhela de Usted, lo que mi cuerpo pide a gritos desgarrados por la lejanía y su ausencia.
Sé que en la batalla os hayáis y que lucháis con brío, astucia y valor. Mi pena crece como los días que estáis fuera tan lejos sin saber si volveré a veros. El saber de vuestra valentía y logros es lo que apenas me mantiene.
Mirando desde la torre todos los días el horizonte rezando y pidiendo verle llegar a lomos de su caballo. Sabe que mi corazón, mi amor le pertenecen y mi cuerpo le obedece. Mi mente ansía su dominio.
Aquí estaré esperándole por siempre Mi Caballero.

©Geraldine Lumière

"SUSURRO"



                          "SUSURRO" 
 
Como la brisa acaricia las hojas y mece la rama del árbol así de suave es el tacto de tus dedos al acariciar mi rostro.
Como el agua del mar cuando se adentra en la playa rozando y llevándose consigo la arena hacia dentro así son tus manos cuando rozan mi piel.
Como cuando el pájaro acude al nido con alimento en su pico para sus crías así son tus besos para mí, mi alimento de cada día.
Como cuando los copos de nieve van dejándose caer suavemente hasta posarse en el suelo así es tu cuerpo cuando lo pegas al mío.
Como cuando una brisa gélida te roza la nuca erizando tu vello así es lo que me provoca tu SUSURRO en mi oído.

©Geraldine Lumière

"MORDISCOS"



                    “MORDISCOS”



Era sábado al medio día y Bella estaba nerviosa pues Fran le había mandado un mensaje que le había hecho mojar su tanga. En el mensaje ponía que la deseaba como nunca que le iba a morder todo su cuerpo, que tanto tiempo sin verla le había sacado loco. Era una tortura pensar en ella, en sus labios, en su mirada, en el suave tacto de su piel y en la forma de entregarse cada vez que lo hacían.
Todas esas imágenes se le amontonaban en la cabeza y los sentimientos se le agolpaban en el corazón. La amaba más allá del amor y, que la vería en ese mismo hotel que los vio la última vez en la misma habitación y a la misma hora, que acudiera allí que ya estaba todo reservado.
Bella solo de volver a leer el mensaje y pensar en todo lo vivido con Fran la última vez la excitaba de sobremanera pero también hacía que su corazón se acelerase pues ella también le amaba de esa misma forma tan descomunal. Bella no sabía que vestido escoger quería impresionarlo aunque no haría falta pues lo que sentían ya pasaba los límites imaginados, eso sí, escogió una lencería muy fina, era un conjunto color crudo con pequeños encajes y lacito en negro, sus medias eran negras, su ligero iba a juego con el conjunto y sus zapatos eran de vértigo.

Se vistió, apenas se dio un poquito de maquillaje y se cogió  una coleta alta dejando a la vista sus pequeñas orejas, su precioso cuello y sus más que sugerentes hombros. Fran no podía dejar de jugar con la moneda que siempre llevaba en la mano, la cogía cada vez que sus nervios se aceleraban. Se dispuso a vestirse, se puso sus vaqueros desgastados, una camisa blanca, su americana favorita y eso zapatos negros que tanto le gustaban. Se miró al espejo y se atusó el pelo, la verdad que la imagen era muy sexi.
Los dos fueron puntuales como siempre de echo coincidieron en el vestíbulo del hotel. Al verse sus sonrisas nerviosas se dibujaron en sus respectivas caras, se saludaron con dos besos ardientes y Fran fue a por la llave de la habitación reservada previamente. Se metieron en el ascensor y no pudieron reprimirse, la pegó a la pared del ascensor y la agarró por la cintura aspirando su aroma acercándose a su cuello.
-Estas muy guapa, cada día más Bella, me saca loco verte y estos deseos de acariciarte me queman las manos si no toco tu piel ya mismo.
-Fran no sabes como deseaba este momento, pensé que ya no volvería a pasar.
-Shhh... mi Bella estoy aquí y te voy a comer entera.
Llegaron a la habitación y nada más entrar Fran cerró la puerta, la miro una vez más de arriba abajo. A Bella le temblaban las piernas solo con sentir la mirada de él, se acercó y empezó a darle suaves mordiscos desde el hombro pasando por la clavícula subiendo por su cuello, allí Bella gemía con la respiración acelerada, siguió por detrás de su oreja, mentón, su barbilla y por último sus labios. le empezó a comer la boca y enseguida Bella se sumó a esa danza de lenguas tan pasional.
El le fue quitando su vestido sin llegar a dejar de besarla, una vez cayó al suelo le ayudó a salir de él y la tumbo en la cama. Se le abrieron los ojos al ver ese conjunto de lencería, hacía que su piel y su cuerpo fuesen más suaves. Empezó por quitarle los zapatos mordisqueándole los pies, a lo que Bella arqueaba su espalda pues era un puro placer notar los labios y dientes de Fran. Siguió por sus piernas, cuando llegó a los muslos lo hizo por dentro llegando a las ingles y abriendo más las piernas de Bella. Siguió mordiendo por encima de la lencería su barrigita, su ombligo, sus pechos... allí se detuvo y los mordió más suavemente si cabe hasta llegar a sus pezones que los succionó y mordisqueó. Se quito la camisa rápidamente sin dejar de besar y morder cada vez que daba un paso atrás en la cama para poder quitarse los pantalones, lo hizo muy rápido. Bella respiraba acelerada necesitaba a Fran dentro de ella.
El abrió bien sus piernas, acercó la boca al sexo de Bella y apartando la poca tela del tanga le lamió y succionó. Fran ya no podía más su deseo aumentaba con cada lengüetazo que le daba y ese sabor, ese aroma le embriagaban mucho. Le quitó el tanga y la penetró de un solo movimiento cogiéndola por las caderas para que sus embestidas fueran más profundas. Bella  movía su cuerpo para sentir más a Fran, él dejó sus caderas y se puso encima de ella, sin dejar de penetrarla se acercó más y le empezó a morder más fuerte la clavícula y el cuello lo que hizo que Bella se fuera y Fran al sentir convulsionar  el interior de ella aprisionando su miembro entre sus paredes hizo que se fuera con ella al mismo tiempo. Se besaron y abrazaron. Mientras estaban abrazados Bella le dijo al oído.
-Nunca dejes de morderme Fran.
-Mi Bella... eso núnca, eres mi bocado más exquisito y dulce en esta vida.

©Geraldine Lumière

"MÍ ÁNGEL CAÍDO"



                          

           “MI ÁNGEL CAÍDO”


En las puertas del infierno siempre te espero arodillada, espalda recta, piernas separadas con las manos posadas  y las palmas hacia arriba. Con mi mirada hacia el suelo mostrando mi entrega y respeto hacia Usted Mi Ángel Caído. 

Deseando escuchar el ruido de la puerta abrirse y esos pasos que se acercan a mí dándole la vuelta a mi cuerpo para apreciar su tesoro. Notar el tacto de esas fuertes manos acariciando mi pelo para llegar a mi barbilla y levantar mi cabeza buscando la mirada para ver en mis ojos ese deseo loco y esa suplica de que me haga suya.
Notar como piel se eriza al tacto de sus manos colocándome el collar y la cadena. Esa voz diciéndome “ven” desplazándome de su mano hasta esa argolla donde tiene preparadas las cadenas para atar a ellas mis muñequeras. Siento ese tirón de sujeción y mi cuerpo se acelera imaginando su mirada de deseo pues aún no me deja mirarle. Una vez sujeta me abre más la piernas, se lo que toca por mi comportamiento de la última vez...
- Mi pequeña, ya sabes lo que va ahora ¿Verdad?
- Si Mi Señor.
- Voy a azotarte con la fusta y contarás cada azote que te de, ya sabes porque es este castigo.
- Si Mi Señor.
- Pues vamos a ello… cuenta mi pequeña.
Así hubo diez azotes de fusta repartidos en mis dos nalgas… sintiendo calor, escozor y al mismo tiempo mi sexo se mojaba por la excitación  y de saber que luego sus besos y caricias iban a ser extasiantes y dulces, calmando la zona castigada y el resto de mi cuerpo. Una vez hubo acabado puso su mano en mi sexo comprobando mi respuesta a tal castigo… le gustó.
 
- Me encanta como responde tu cuerpo mi pequeña, siempre y eso me vuelve me encanta, cada vez más ganas por poseerte y dominarte.  Metió sus dedos en mi interior y los movió circularmente buscando dentro de mi ese punto que tanto me hacia gemir de placer. Lo  estuvo estimulando y cuando ya me tenía como él deseaba me separo más la piernas y dejo caer un poco  más las cadenas para ponerme en ángulo de noventa grados, las sujeto bien y se puso otra vez detrás de mí. Escuché el ruido de su bragueta al abrirla y como caía el pantalón al suelo. Mi cuerpo temblaba de tanto deseo. Volvió a meter sus dedos y hacer lo mismo. Una vez me tuvo de nuevo como deseaba metió su verga en mi sexo agarrándome de las caderas y embistiendo con fuerza. El roce de su cuerpo en mis nalgas en cada embestida hacia que mis piernas temblaran. Siguió embistiendo, yo quería y necesitaba irme, mi cuerpo ya no aguantaba más tanta excitación. Por dentro de mí corría un calor que me abrasaba llegando hasta mi vientre y pidiendo salir. El notó tensionare mi cuerpo más fuerte a lo que me dijo entre gemidos.
- Ahora mi pequeña, quiero que te corras para mí.

Me dejé ir, convulsionado mi interior, mis paredes vaginales abrazaban su sexo con fuerza consiguiendo que me apretara contra Él más fuerte, cuando mi cuerpo aún no se había recuperado sacó su verga y puso la punta en mi ano introduciendola  poco a poco pese a las ganas que le mataban. Una vez la tuvo dentro, la movió varias veces suaves hasta que me volvió a agarrar bien las caderas y sus embestidas fueron en aumento sodomizándome como  nunca antes lo había hecho. Mi cuerpo temblaba y volvía a excitarme al sentir su miembro llenar por completo mi interior.

 Fue bajando el ritmo hasta inclinarse un poco y con sus dedos tocar mi clítoris mientras no paraba de mover su verga dentro de mi ana, consiguiendo que me fuera de nuevo. Una vez lo consiguió, empezó otra vez con sus embestidas fuertes hasta derramarse entero dentro de mí, repitiendo mi nombre en cada expulsión de su esencia. Me desató, me cogió en brazos y me llevo a la ducha. Me duchó con mucho mimo y cuidado por la zona castigada. Me tuvo abrazada a El llenándome de besos y caricias acompañadas de palabras dulce llenas de sentimiento profesándome su amor. Fue el mejor bálsamo que me pudo ofrecer pues Él sabía que mi entrega siempre sería absoluta. Confío en El, en sus manos, en sus deseos y su corazón.
Es Mi Ángel Caído… Mi Señor

©Geraldine Lumière

Geraldine Lumière

Bella ( A dos plumas )

                                                   BELLA  ( A dos Plumas ) Ya pasaron casi los quince días, me cuesta el estar sin ...